A principios del siglo XX, un indiano montañés regresaba a su tierra después de un largo ciclo de trabajo en tierras extrañas. En la parcela de su casa colindresa plantó dos magnolias y dos cipreses, entre otros. El hecho de elegir las magnolias fue como el de tantos otros emigrantes, que su vista le recordara tiempos pasados en aquellos otros mundos donde se labró un porvenir::Continuar leyendo::